Durante varios años lleve a mi hijo a muchos especialistas. Neurólogos, optometristas, psicólogos varios etc. Lo diagnosticaron con un tdah con impulsividad. Aunque la siguiente visita le dije que si se portaba bien le compraría 5 paquetes de cromos y por consiguiente en esa consulta el neurólogo le sacó la h y quedo como un tda . Ver esto me ayudó a tener totalmente claro que no iba a darle medicación tal como me había dicho el neurólogo que hiciera, menos mal que mi intuición fue la correcta.
Paralelo a todo esto Guillem tuvo muchos problemas de estómago y lo estuve llevando con gastroenterólogos hasta que un día Guillem estaba tan saturado de todo que se puso muy enfermo y tras llevarlo con el doctor Ramon Tormo empezamos a ver La Luz. Todos los problemas de nerviosismo le venían por intolerancias que fuimos tratando y Guillem se convirtió en otro niño. A su vez conocí a Gràcia que le hizo Tomatis a Guillem y me fue encaminando en todo momento. En el colegio me dijeron que era disléxico y luego disgráfico y no sé cuantas cosas más.
Pero yo siempre de la mano de Gracia Y ella me dijo llévalo al centro Neival para hacer un buen examen optométrico. Allí estuvo en tratamiento optométrico y haciendo Padovan con esto mejoró muchísimo y continuamos el camino. El punto final fue corregir la disgrafía que tenía pero primero debía pasar por una corrección optométrica. Y comenzamos con Mònica, que fue encantadora con nosotros. Y creía en las capacidades de Guillem. Yo siempre había creído en mi hijo pero otros psicólogos, profesores etc … me hacían ver lo contrario.
Pero Mònica siempre creyó en sus capacidades y gracias a esto Guillem llegó al final de tratamiento. Fue un año difícil y Guillem tuvo que trabajar muchísimo pero llegó al final. Y todo gracias a Mònica que supo cómo tratar a Guillem. Incluso el niño planteó dejarlo pero ella consiguió darle la vuelta. En la escritura de Guillem hubo un antes y un después. Guillem cambió totalmente su escritura y hoy es uno de los niños que mejor caligrafía tienen entre los niños de su edad.
Gracias Mònica porque nunca has dudado de las capacidades de Guillem y por habernos animado en todo momento a seguir y seguir.
Carmen